marzo 30, 2010

Aprendizaje y autonomía

Nos llevan de la mano, nos ponen pautas rígidas de cumplimiento, nos obligan a leer sólo determinados textos, lo que dice el profesor es sagrado, no hay lugar a crítica (si no es así , no aprueba el examen), los resúmenes de textos son “cortar y pegar”, sin interpretaciones personales, etc, etc.

Consecuencias cuando crecemos:
Si no me dicen lo que tengo que hacer haré poco o nada ¿Iniciativa? ¿Qué es eso?
Creo en los pensamientos “únicos” (generalmente lo míos) ¿para qué escuchar otras opiniones?
¿Delegar? Si no lo hago yo, nada funciona como debiera.

Sólo nombro tres de las posibles consecuencias. Si hasta aquí estamos medianamente de acuerdo, ahora hagamos el ejercicio de aplicarlo a la empresa.
Bastante obvio ¿no?

No escogeré el camino fácil de decir que toda la culpa es del sistema educativo. Creo en el libre albedrío y la capacidad permanente y continua de aprender del ser humano… claro, otra cosa es querer hacerlo, sacudirse la comodidad de encima.

Al respecto, hoy avanza a pasos agigantados la formación a través de Internet. Llamada e-learning, telemática, online, a distancia, en sus distintos matices.
Creo que es una extraordinaria oportunidad de aprendizaje, no la única por supuesto (caería en el pensamiento único). Además, y esa es mi intención en este artículo, permite desarrollar la autonomía del aprendizaje. Elijo cómo y cuándo estudiar, con flexibilidad absoluta de horarios y lugar.

Justamente en esta ventaja está la debilidad: debo tener disciplina, saber organizarme, aprovechar al máximo las tecnologías multimedia, consultar, compartir, discutir en foros… en fín, desarrollar, a través de la práctica del aprendizaje, los valores de la responsabilidad y la autonomía para el crecimiento personal.

Vale, sin duda es más fácil que me lleven de la mano, que me digan lo que tengo que hacer…

Sin duda es mucha más fácil ser mediocre.

Para pensar.
Hasta pronto.