septiembre 01, 2010

El valor del céntimo o el "Carlómetro"

Una vez más, como suelo hacer un par de mañanas a la semana, fui a la cafetería de Juan Carlos a por mi desayuno. A pesar del lío que tiene a esa hora siempre entablamos alguna breve conversación y días pasados me dijo:
“Anoche cerré la caja y preparé toda la “calderilla” en una bolsita para llevarla hoy al banco, mira – me dijo señalando la caja abierta – ya está de nuevo llena de monedas pequeñas. Esto me está ocurriendo desde hace unos meses, porque antes…”


Rápidamente, mi querido lector, habrá adivinado la razón de esa abundancia de calderilla.

No es mi intención hablar de la crisis económica, ya bastante hay por ahí, pero sí hacer una reflexión sobre este “Carlómetro”… (por lo de Juan Carlos, claro) o mejor dos reflexiones.

La primera es sobre un valor olvidado, el de la austeridad. Tal vez, viendo el lado positivo de las cosas, esta crisis nos sirva para valorar el céntimo. Esto es, gastar en relación a la propia realidad, al entorno y al futuro, sin fantasías ni falsos paraísos económicos.

Llevado a la empresa, tal vez valga para ajustar los números, pero ojalá que no sean ajustes sólo circunstanciales, sino de fondo, estructurales. O dicho de otra forma, mirando al futuro.

La segunda es sobre la importancia de estar atento a las señales, aun aquellas que puedan parecer poco relevantes. ¡Cuidado! El mercado nos está enviando continuamente esos “indicadores” de lo que está pasando y a menudo, metidos en el fragor de la "lucha diaria", no los percibimos.

¿Tenemos en la empresa los radares apropiados para captar estas señales? Y es más, si las captamos... ¿tenemos preparado el “equipo” para descifrarlas, estudiarlas y reaccionar con anticipación frente a ellas?

Para pensar.

Hasta pronto.

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